Sin destinatario
Y era como que uno no quería que se muera y sin embargo la espera de la noticia final cada vez se hacía más ansiada. No, no es morbo. Capaz las tardes de mucha lluvia me ponen así, se me dá por tomar mate hasta reventar, ponerme jogging, metérmelo adentro de las medias y entonces ante el primer errado anuncio, le mandé un mail a su casilla oficial... y cuando se confirmó su muerte, en ese instante, me rebotó el mail. Cosas de mandinga no? o de Dios en este caso...