Campaña del mes


Campaña Septiembre 2008


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    domingo, diciembre 28, 2008

    Clarísimo

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    Derrochado x Fran a las 11:04 p. m.  

    miércoles, diciembre 24, 2008

    A deshoras

    En mi casa Papá Noel llegaba siempre a cualquier hora.
    Recuerdo la vez que a mis 7 años le pedí un pizarrón de esos que vienen en atril con el borrador correspondiente, tizas de colores y con la peculiaridad de que en la pizarra hubiesen líneas de acrílico blanco emulando renglones. Esas primeras horas del 25 de diciembre del 88, Papá Noel no llegó y tampoco lo esperé demasiado. Al día siguiente estuvimos de tour y recuerdo que todos fuimos a Chacarita a llevarle flores no sé a qué, y también evoco que al regreso me clavé una siesta terrible porque me la había pasado corriendo por un cementerio tan enorme y vacío como alegre.
    Al despertarme, estaba a mi lado el pizarrón y yo campante me le tiré encima.

    Además, en mi casa Papá Noel era original para dejar los regalos, daba la sensación que se olvidaba que existía un árbol escandalosamente decorado donde ubicarlos y aparecían tirados en cualquier lugar de la casa envueltos en papel de diario. Según mis viejos, eso sucedía porque el gordo abrigado de más era tímido y quería que los obsequios fueran encontrados. Una mezcla de búsqueda del tesoro, pascuas y visita de Reyes Magos.

    Mis navidades fueron siempre así. Regalos a deshora pero siempre algo había, siempre llegaban y siempre se mantenía la creencia en que existía alguien que se esmeraba para traernos el juguete deseado bajo las amenazas sutiles de los padres... hasta que un día, buscando una enciclopedia para jugar a ver cuántas banderas internacionales sabía, encontré la ametralladora bronco que con tantas ansias le había encargado a Papá Noel. Estaba ahí, en su caja perfecta y llena de brillo. Los dibujos del envase eran los mismos que se mostraban en la TV, y detrás de un fino plástico transparente estaba el arma negra esperando por mi, que la llene de agua y salga a empapar a todos los demás nenes pobres de la cuadra. Pero para que llegara navidad faltaban 5 eternos días.

    Durante esas jornadas me la pasé jugando con la metralleta cuando mis viejos no estaban o cuando dormían. No le ponía agua ni intentaba colocarle las pilas. Jugaba, le disparaba a todo imaginariamente y ya afinaba mi puntería para el cometido final.

    Fue así como me di cuenta que Papá Noel no existía y que mis viejos eran unos villeros sin remedio. Como siempre, y ya desde niño, tuve que transitar un trauma solo y en los primeros minutos del día 25 tuve que salir a jugar con mi regalo junto a otros niños con la noción que mi chiche era viejo y que ya novedades no me traía, pero lo mejor fue la actuación, digna de un premio de la Academia, cuando destrocé los papeles y ahí estaba lo que yo tanto deseaba: una mentira disfrazada de plástico negro.

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    Derrochado x Fran a las 4:10 p. m.  

    lunes, diciembre 22, 2008

    3 cosas

    La semana que se fue me dejó 3 cosas: Mal humor, una novedad familiar e indignación.

    Mal humor: Después que el martes me alcé con la gloria del año académico y di por terminadas las jornadas universitarias, me entregué a un día de completo y envidiado ocio. Fui feliz. Estuve en paz y dormí siesta, lo que pocas veces ocurrió en el año (mentira, a ppio. de año dormía 20hs diarias pero era por otro tema) pero lo bueno dura poco o eso es lo que parece y cree mi madre quién se dedicó a buscar roña durante casi 4 días.
    Ying y yang, fui feliz y quise llorar por mi desgracia.

    Novedad familiar: Resulta que estoy enloquecido buscando papeles de mis ya desaparecidos abuelos porque gracias al Rey de España, que lo amo con todo mi corazón y sólo vivo perle (?), tengo la posibilidad de tramitar con seguro éxito la nacionalidad, con todo lo que eso significa. Claro. Cuestión que encontré cosas interesantes y desconocidas entre documentos y fotos, como por ejemplo que el segundo apellido de mi abuelo era: Parada.
    Y ahí entendí todo.

    Indignacion: Se sabe que espaciosamente y con la presión me impongo, por los apuros y los malos logros que provoco, escribo en una revista web. Se sabe que no es lo mismo que MaT, se sabe y se sabe que MaT esta acá. Se sabe que aun así soy genial.
    Bueno, el jueves me llega una cadena por mail. Con decenas de fowardeos. Con decenas de destinatarios y con un contenido único y peculiar que alude a cosas chistosas que ocurren en la navidad a nombre de Daniela Tatarski. Me detuve a leer el cuerpo del mensaje, contra todo lo esperado porque suelo borrar todo de una.
    Un tip, dos tips, esto me suena, uy qué gracioso, pero esto me sigue sonando, HOLA, esto lo escribí yo.
    Sí, bueno, un plagio mal hecho de mi último artículo en
    Alrededores... una mutilación sin precedentes a mi texto con agregados de groncha.
    Así que nada, Daniela, sé que eventualmente llegarás por estos lares también y te lo digo por acá entonces: sos una conchuda sin códigos y merecés que una manada de chimpacés piojosos con diarrea color mostaza te caguen encima, porque no sos graciosa y si caes en la cuenta que te mandaste un moco, nada te cuesta pedir disculpas. Estoy seguro que vos no te reias con el Show de Benny Hill. Feliz Navidad, cajetuda.

    Igual, varios coinciden en que ser plagiado es en cierta medida un piropo.

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    Derrochado x Fran a las 12:24 a. m.  

    domingo, diciembre 14, 2008

    Los muertos vivos

    Hace unas semanas tuve que hacer unas entrevistas en el barrio de Villa Urquiza buscando datos sobre la inseguridad y los estereotipos que la gente marcaba en los delincuentes, y fue sinceramente un trabajo delicioso que me tuvo... como decirlo: entusiasmado. En una de estas entrevistas tuve como objeto a la encargada de un restaurante que, entre varios puntos, me contó que ahí habían matado a dos personas y que tenían reservas hasta fin de año porque, curiosamente, había como una ola de reencuentros de jóvenes con sus ex compañeros de la primaria.
    Llamativo, pensé. La metáfora "ola" nunca mejor utilizada.

    Me pregunté porque yo no estaba teniendo de esos reencuentros. ¿Sería acaso porque de muchos que éramos, en su momento sólo me hablaba con menos de la mitad? ¿Sería acaso porque los niñitos no hacían más que marcar las diferencias de clase?¿Sería quizás porque nunca me invitaron a la casa del más "adinerado" (sos de Barracas, infeliz) a festejar "asaltos" o fiestas de disfraces? ¿O quizás sería porque siempre fui el puto del grado, por más pelo rubio, ojos verdes y nunca menos de 10 en Dibujo?
    No lo sabía (sí lo sabía, en su momento a más de uno les deseé la muerte), pero no estaba teniendo un reencuentro con mis compañeros hasta que desgrabando la nota pude oír que la delgada y morocha de rulos, encargada de La Farola, decía algo como: "sí, los reencuentros que se van armando por el Facebook..." y automáticamente dije "Oh - my - god" (bien Janice) y casi sin darme cuenta, a las dos semanas, había llegado a un grupo armado por chicos de la escuela donde hice la primaria y estaba enfrentándome con caras muy conocidas. Algunas siniestras. Algunas vacías. Algunas ausentes.

    Como afiebrado por todo lo que eso significaba, empezamos a subir fotos. A mandarnos mensajes. A decirnos lo bien que estábamos (yo soy el más impecable). A comentarnos brevemente en que andábamos. Qué doctores, qué licenciados... quién sabe. Y a planificar un reencuentro, al que acepté desde la lejanía del tiempo sin siquiera pensar en las terribles consecuencias.

    Las semanas pasaron, entre recados, viendo como aparecían viejos compañeros, viejas fotos nuevas, etc; y el reencuentro fue el viernes que pasó y al que no fui por diversos motivos. Qué choto.
    Y hoy domingo puedo decir que me pasé el fin de semana viendo por Facebook las fotos de la afamada reunión, regocijándome con las imágenes, criticando detalles y buscando información para conocer: quién era el más cheto, el más buena onda, el más ojeroso, el más gordo y quien sigue siendo la misma mierda.
    Encontré todas las respuestas, pero ante todo supe que la velada fue gratificante. Que fue algo tan loco como maravilloso y de la cual todos están contentos, con decir que ahora se planea un nuevo encuentro y dentro de la escuela, ya que una de las chicas es la hija del portero.

    Me imagino una "fiesta" dentro del establecimiento, sacando fotos hasta cagarme, viendo esas caras de nuevo y buscando en ellos los recuerdos de la niñez. Pero, sobre todas las cosas, me imagino estos 18 días con la boca cerrada y llegando al gran evento como la vedette de la noche.

    (Sí, el de la foto soy yo a los 6 años)

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    Derrochado x Fran a las 10:03 p. m.