El hijo de la novia (2º parte)
Gracias al buen humor de mi vieja las cosas se fueron haciendo más amenas. Hasta parecía que le daba gusto saber que esos sábados venían de visita el ex que le había metido bochornosos cuernos y el hijo menor que en el peor momento decidió irse para vivir en una nueva familia donde todo era color de rosa.Pero los meses seguían pasando, rápido como siempre. Por un lado nosotros ya laburando ambos, manteniéndonos y contentos dentro de lo posible; y ellos mal, los sueños de cristal y la vida rosa pomposa ya no era tan así, se les exigía ser un buen marido, lo tenían bien cortito y al otro empezaron a decirle vago por sólo vivir tocando la guitarra.
Seguían viniendo los aclamados sábados y creo yo, que veían lo bien que estábamos, lo bien que los hacíamos sentir en nuestra companía. Un trabajo muy fino quizás.
En el 98 volvieron a vivir con nosotros, así de simple. A los 4 nos convenía esta situación, en todos los sentidos y fue así como las cosas volvieron a ser como antes... pero sólo puertas para afuera, adentro ellos dormían juntos pero nada más, él buscaba sexo afuera y ella solamente se limitaba a decir que no quería saber nada con los hombres. Eramos una sociedad, y lo somos aún.
(Continuará)
Derrochado x Fran a las 1:03 p. m.