Plaf!
Desde hace unos días que la puerta del auto cuando lo cierro me da un patadón. Es horrible, porque según serios testigos, me adjudican las peores y más deformadas caras mezcla de dolor y sorpresa. También se me suelen escapar unos gemidos. Las cosas como son. Pero, como suele ser costumbre en este blog, les traigo una noticia de hace instantes: Cuando bajé del rodado, lo tenía a mi SEÑOR padre detrás mío hablándome como una cotorra portorriqueña, no voy y cierro la puerta y el electroshock hizo que mi mano (acompañada de brazo y antebrazo, es obvio chicos) salga volando y se estampe con una alegre fuerza en el rostro de mi procreador. A todo esto sumemos mi suspiro de herido. Doy pena, quiero que las baldozas me chupen.(De nada sirve todo esto si no les comento que mi padre estuvo internado 2 meses más muerto que vivo, que está en recuperación desde hace unos meses y que un bife de mi manita pudo haberlo mandado a Chacarita) Tenganme miedo.
Derrochado x Fran a las 11:37 p. m.