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    miércoles, julio 02, 2008

    Fran preso 3, el final

    (Mierdas, estuve ocupadísimo por eso no posteé! soretes!)

    Mi soul mate (mi prima, amiga) no contenía sus ganas de mandarme sms y yo tenía que informarle mi situación pero también quería evitar quedarme sin crédito justo en ese penoso momento. También tenía que sufrir los mensajes de mi viejo y los malos augurios de mi hermano. Pero como quién no quiere la cosa, no tenía que olvidar que estaba demorado y que no estaba de joda, por eso el celular lo tenía a medio esconder y ni daba ponerse a escuchar música como un adolescente enloquecido por la llegada de la primavera.

    La consigna de la ley era esperar al médico legista que justito, qué casualidad, se había ido apenas yo caí. Según el pronóstico positivo del Principal, el hombre de la salud podría tardar hasta 10 hs. (o como decía mi hno.: "Ese hijo de puta cae mañana a la mañana, hacete la idea, hoy dormís sentado al lado de Marta sin H") así que no existía otra que permanecer en mi calabozo vip que en sus iniciales momentos no parecía tan malo: había una estufita, una tele 20'' color, una heladera y una puerta abierta que daba a algún gélido garaje. Detrás de mí había un bañito y un calabozo posta y más atrás estaban unos compartimientos secretos de donde brotaban ruidos de personas que estaban atrapadas (?). También había olor a pedo.

    Las primeras dos horas fueron aburridísimas, me la pasé contemplando TN y platicando con los oficiales de turno que no hacían más que preguntar la razón por la cuál yo estaba ahí reposado de piernas cruzadas y expulsando aromas de un perfume caro. Ni hablar de mis pelos correctamente erizados para cualquier lado.
    Entre otros contenidos, se tocaron tópicos como: "el tránsito es un quilombo", "la policía siempre tiene la culpa", "el de la moto es un flor de boludo", "el médico no viene más".

    Las expectativas de salir de ahí cada vez estaban más lejanas pero estaban, y al encabezar la tercera hora de encierro llegó mi acompañante: Marta sin H Carmen fue a parar ahí porque parece que se cagó a palos con la viejita con quien vive y esta la denunció. Marta sin H estaba vestida así nomás, con una muy linda cartera y en pantuflas sin medias. Parecía medio loca, medio suficiente a decir verdad, pero copada la loca eh...

    A Marta sin H le hicieron mil veces los legajos (por lo cual conozco de memoria: nombre completo, nacionalidad, domicilio y fecha de nacimiento) y mil quinientas veces más le colorearon los dedos para que pusiera sus huellas en unos pliegos. A Marta sin H nadie quería darle detergente y esponja para que quite la tinta de sus tristes dedos, le habían empezado a tomar bronca porque la desdichada anciana preguntaba a cada rato cuando sería la llegada del afamado facultativo. Siempre supe que apenas llegara ese hijo de puta, la atendería primero a ella, pero bueh... ella no era mi competencia, era mi colega en esto de los crímenes (?) y encima era mujer.

    A Marta sin H (así es como ella eternamente dijo su nombre chicos, ¡capaz es así!) no le dialogué durante las dos primeras horas y tampoco la miré a los ojos, a pesar de sus insistentes búsquedas de complicidad. Sabía que estaba medio gagá y que si de mi boca afloraba un simple "¡buenas!" se iba a colgar a recitarme vida y obra, a preguntarme sobre mi existencia y la verdad que yo estaba con el culo un poco dado vuelta a esa altura.
    Marta sin H siempre lo supo, iba a costar que yo me entregara a ella pero aun así juntos pasamos una velada casi encantadora: entre nos desfilaron rateros juveniles, pungas freelance, chorros de malamonta, drogadictos sub20, etc., y ella los miraba atónita y perseguida me miraba a mi, a ver que enjuiciaba de ellos. Lo mejor fue cuando un pibito se quedó en slip y tenía colado en los huevos una lata de pegamento, ¡durísimo!
    Es obvio que terminamos conversando, y concluí mandándola un poco a la mierda y fue ahí cuando Marta sin H Carmen ingresó en mi corazón para siempre: "pero no te enojes" (con tonito de madre) "y ¿en serio tenés esa edad? ¡Pareces de 20!" (le dije que no exagerara que en un día cumplía los 28).

    Por Marta sin H tuve un cruce de vocablos con un policía porque son unos desconsiderados de porquería. La defendí a ella. Ella me devolvió los favores abusando de su verborragia y pidiendo a cada instante que cierren la puerta, que hacía mucho fresco (ella no tenía frío, era yo el que estaba congelado y que días después me costaría un resfrío mortífero)

    Fue todo muy anómalo. Raro porque no estoy acostumbrado estar estático y que me caguen a pedos por un mínimo movimiento.
    Les confieso que en momento me di cuenta que en el morral tenía un pucho mitad tabaco y mitad marihuana, y cuando me percaté de eso, no me alcanzaron las manos para desbaratarme del mismo y tirarlo ahí en el tacho de residuos del escritorio del oficial de guardia. Loco, la juventud está hecha mierda, de una.

    Decía: Raro porque estábamos a horas de mi cumpleaños. Raro porque todo eso simbolizaba que mis otros planes quedaban truncos. Anormal porque terminé viendo "Duro de matar" en Cinecanal y no era en el cine cualunque que ideaba con Botona para la noche que seguía. Raro porque le contesté mal al clínico por canalla y el cana me llamó la atención y raro porque cuando me fui tras más de 8 hs (cuando me llevaban a la salida) le dije al flaco: "esperá un toque, creo que deje algo en la silla", y fue sólo para volver a la puerta entreabierta de la guardia y decirle a Marta sin H Carmen Angeleri que esperaba a otro médico, al psiquiatra:
    -"Nos vemos, suerte"- y la saludé con la mano levantada, sin separar los dedos y con un gesto de mezclar discos como algún DJ de moda en una playa de Pinamar.

    (Si estoy con el culo derecho les detallaré asquerosidades vía comments)

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    Derrochado x Fran a las 12:35 a. m.